Un entretenimiento de sábado
Sin darnos demasiada cuenta, hemos entrado en el “final de
la cuenta atrás”. Solamente nos quedan veinte días para que esto se acabe, si
es que aciertan, claro está, los mayas del famoso calendario.
No estoy muy convencido, como la mayoría supongo, soy un
escéptico. Pienso, que malamente podían tener la capacidad de vaticinar el
futuro del mundo y mucho menos su final, si únicamente conocían su tierra y las
de un poco más allá. Pero claro, también hicieron unas pirámides, con escaleras
empinadísimas, que nadie sabe bien para que servían. Muchos, que vieron
“Apocalysto”, del Kevin Costner,
pensaran que sólo eran para que rodaran por ellas, vistosamente, los cuerpos y
cabezas, de los sacrificados.
Pero el misterio es mayor, pues en una de ellas,
concretamente la conocida como: “Tumba de Pakal”, se encontró un bajorrelieve,
que a todas luces deja ver a un personaje manipulando, conduciendo o pilotando
un aparato, que bien podía ser una nave espacial.
Quizás, aquellos mayas, eran visitados por extraterrestres,
como es natural bastante listos, que les enseñaron lo que hoy ni aún conocemos,
con todos los años de inventos que tenemos a la espalda.
Así, que teniéndome por escéptico, tengo mis dudas. Hay
cosas que te parecen imposibles, como que te toque la lotería y sin embargo hay
a quién le toca.
Por esta razón y por si esta vez nos toca, quiero regalarle
una agenda, una corta agenda para estos últimos días. En ella verá los días que
nos van quedando y podrá anotar las cosas, que en ellos, quiere, desea o tiene
que hacer antes que esto se acabe. Ese tipo de cuestiones que llevamos en la
carpeta de “Asuntos por Hacer” y que nunca tenemos tiempo para ellos, siendo
alguno de ellos de nuestro agrado, pero por una cosa u otra no nos atrevemos a
llevarlos a efecto.
No olvide apuntar, en el espacio reservado al día 1 de
Diciembre, buscar un refugio apropiado a varios metros, del asfalto. Un buen
sótano, una caverna, un agujero en la tierra, por si la cosa va de cataclismo
como tornados o erupciones
solares. Si es usted gobernante, de ministro para arriba, este consejo le
estará partiendo de risa, pues según se cuenta, ya tiene reservada plaza en el
mejor refugio del país, en el que se esconderá mientras las fuerzas de
seguridad velaran, hasta que las puertas se cierren, para que nadie le
perturbe.
La parte posterior, de la agenda está destinada para apuntar
números de teléfonos de gente, a las que tenía que haberles dicho algo y aún no
lo hizo: un perdóname, un de verdad lo siento, un te quiero, un te amo, un
cuanto te deseo… ó un simplemente: un solamente quería oír tu voz.
A esas alturas, las del fin de los tiempos, esas palabras de
poco pueden servir, pero al menos nos iremos con la conciencia más tranquilas,
pueden funcionar como consolación a la que puede estar cayendo.
Esto del Fin del Mundo, tiene que ser un espectáculo
tremendo y luego el beneficio de irse al “otro mundo” –si no se acabó también –
en compañía de miles de personas, que no es a ti al único que te está
ocurriendo. Así que si vives en un pueblo pequeño, viaja el día antes a una
gran ciudad. A mi el Armagedon me cogerá en Kobe, cerca de la Bahía de Osaka,
una ciudad que conoce bien los desastres.
Japón es un país muy serio para todas sus cosas y un poco
más para este tipo de asuntos. Aunque también es cierto, que son los creadores
de los “Pokemon”, “Akira”, “Mazinger Z” y aquellos dos que jugaban al fútbol,
eso sí es terrible: ¡Que te pongo a Oliver y Benjí! Aunque conozco a otra pareja, que puede espantar mucho más:
ZP y MR.
–Señor presidente, ¿tomará su gobierno, alguna medida para
apaliar el fin del Mundo?
–¡Que va! Ni mucho menos. Con este fin del Mundo, bajará el
paro. Seguramente los sindicatos y la oposición, que quieren polarizarlo todo,
convocarán para ese 21 una manifestación con todos los parados, para culparnos
del cataclismo, que los cogerá a todos en la Puerta del Sol.
Bajará también el pago de pensiones, pues es muy probable
que el humo resultante de los miles de incendios, termine la labor de
asfixiarlos.
Bueno, amigo mío, le deseo que el Fin del Mundo le sea leve.
Y si por casualidad, los mayas no aciertan, habiendo hecho lo que anotó en la
“agenda”, no lo tome a mal, a fin de cuentas, piense que tenía que hacerlo y
hecho ya lo tiene. Incluso es posible, que en vez de perder la vida, puede
comenzar a vivirla de una mejor manera, en paz con usted y el Mundo.
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