viernes, 28 de febrero de 2014

PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA

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Estampas de un Carnaval imposible, en cualquier otro día…

Estampas de un Carnaval imposible,
en cualquier otro día…
                             Por
 Juan Antonio Méndez del Soto

         Exterior día, toma primera y única*
*Cuestión de presupuesto, recortes varios,
no serme posible ir a un casino a jugarme los
pobres dineros de las subvenciones y carecer
de algún premio cinematográfico, que tenga
algún valor, como los Goyas, que creo que
son de cobre ó ¿no?


            Una avioneta, aunque lleve por fuera el tren de aterrizaje, surca el cielo tópicamente azul impoluto. Sobre su fuselaje lleva pintada la cara de un duende risueño.
Repentinamente, el aparato hace una extraña pirueta, pica el ala derecha, posiciona el timón de dirección al lado contrario y comienza a descender girando, como si hubiera perdido la sustentación, pero la velocidad de caída es lenta, lo que hace pensar que se trata de una maniobra controlada hábilmente por su piloto: Alex Galache, que ha observado algo inusual bajo él y posiciona su mono motor de tal manera que le permita observar y fotografiar mejor el extraño fenómeno, que está aconteciendo sobre la ciudad.
 –Base, Base. Aquí Echo Charlie Bravo Sierra November. ¿Me reciben?
–Aquí Base Aérea, lo recibimos alto y claro.
­­–Base, está ocurriendo algo altamente extraño, que no he visto en los años que tengo.
–¿Cuántos años tiene usted EC BSN?
–Tropecientos dos. ¿Por qué?
–Por considerar lo extraño que pueda ser el fenómeno del que está informando. No es lo mismo lo visto por uno de tropecientos y pico que por otro de “denci pocos”. Claro está, siempre y cuando no sea invidente. En ese caso poco es lo que ha podido ver.
–Pero ha tocado más. Lo uno por lo otro. A todo esto, yo llamaba para dar parte de un extraño acontecimiento sobre la ciudad, al que me estoy acercando peligrosamente para verlo y fotografiarlo mejor.
–¿Cuan peligroso es?
–No lo sé aún, ya le he dicho que es la primera vez que veo algo así.
–¿Puede describirnos, en pocas palabras, el “Gran Hecho” que está observando?
–Lo intentaré. Se trata…Bueno se trataba…
–¿Ha desaparecido el “GH”?
–Negativo, quería decir que desde la primera observación ha cambiado. Comenzó como un punto y ahora crece y crece… Devorando la ciudad.

            Las sombras caen sobre la ciudad, que como usted habrá imaginado, no es otra que la bella, antigua y acogedora ciudad en la que nos encontramos.
Como decía, sombras extrañas de las que nadie había oído hablar y mucho menos visto. Ni tan siquiera el Decano de la Cultura, don Bartolomiu, que desde su puesto de observación, evaluación y dictamen en el ex “Pepe Jerez”, con la taza de café entre sus dedos, observa atónito el fenómeno y asevera: Algo así no puede ser nada bueno. Al mismo tiempo que comenzó a evocar, el raro suceso que le aconteció aquella misma mañana, poco después de abandonar su domicilio:
Subiendo una calle, camino de la cafetería, en una esquina una niña le sonríe. Va ataviada como Judy Garlan, en su papel de Dorita en “El Mago OZ”, incluso calza unos chapines rojos. Lo saluda y le dice:
–Buenos días señor. Soy Delia y le voy a regalar tres consejos:
“No se ponga gafas de sol en la noche o se perderá la belleza de las sombras”.©
“Tenga todos los días un rato de Carnaval”. ©
Y “no se olvide de seguir el camino de baldosas… ¡Del color que usted quiera!”©
Son “los consejos de Delia”.©
Bartolomiu pestañeó sorprendido y cuando volvió a abrir los ojos la niña ya no estaba allí.
¿Le había querido advertir de algo? ¿Posiblemente de lo que estaba aconteciendo?

Las extrañas sombras, sin prisas, comenzaron a extenderse por toda la ciudad. Avanzaron desde la venera, que forma el entramado de calles del barrio antiguo, hacia los barrios periféricos, penetrando hasta en los huecos más recónditos de los edificios, las calles, plazas y parques. Todo quedaba bajo un velo de un color rojo intenso, con un ligero toque reflectante. No es que diera mucho miedo, pues a parte del color no parecía que pasara otra cosa, pero por si acaso los habitantes optaron por estar en sus casas o en locales cerrados, como por ejemplo… ¡Un bar!

Alex Galache a los mandos de su avioneta

–¡Aggh!
– Echo Charlie Bravo Sierra November ¿Se encuentra bien? Responda. ¿Se ha estrellado?
–No Base, no. Aún sigo volando. Lo que ha ocurrido es que me he cruzado con una cigüeña enorme de color rojo fosforescente, que si no maniobro a tiempo…
Aquí todo es del mismo color que la cigüeña y la verdad, no se ve con claridad.
–EC BSN regrese a su base inmediatamente. Ha de dejar el espacio libre para el Ejército del Aíre, por si se hace necesaria una intervención urgente.
–Ni hablar, no pienso hacerlo mientras me quede combustible, tengo que tomar foto…
–Pues se va a enterar. Ahora mismo le habla el jefe.
–Soy un civil, el Ejército no tiene nada que ordenarme.
–Soy el general Cosme. Se cree usted muy listo… ¿Eh? Pues para empezar a llevarnos bien, usted y su avioneta quedan militarizados. ¡Toma ya! Para continuar, ponga inmediatamente rumbo a esta base y procure que no se pierdan esas fotografías, que ha tomado del suceso. ¿Estoy esperando su confirmación?
–Pues va ser que no…
–Pues prepárese a recibir dos misilazos. ¡Preparen misiles para su lanzamiento!
–¡Sí señor! Inmediatamente señor. Que no preparen los misiles, que voy para allá.
A todo esto, acaba de militarizarme, podría decirme… ¿Que graduación tengo?
–Espero que no tenga más de 36 grados, de lo contrario lo pondré en cuarentena.

Han transcurrido dos horas desde el comienzo del suceso, que aparte de la coloración, continua sin ocurrir nada más, por parte del “GH”(Gran Hecho), como fue bautizado por el general Cosme y aceptado por todo el mundo. Bueno, todo el mundo no, Manolo Soso propuso, dado el color rojo rojo del “asunto”, que se le llamara Santiago Carrillo. Pero la gente no estaba para confrontaciones entre ellos, había que estar unidos contra el “GH” y todo cuanto pudiera acontecer.
La coloración producida por el “GH”, al cabo de un par de horas había perdido expectación, la gente ya estaba cansada de hablar del tema, cuando a eso del mediodía, cuando los funcionarios salen a tomarse un refrigerio**, aconteció algo, que sí logró horrorizar  a la población, causando que los cabellos se les pusieran como autenticas escarpias, sus ojos se asemejaran a platos ­–lo recurrente en estos casos– y abrieran sus bocas dibujando un rictus de terror en sus pálidos rostros, aquel color rojo, que les estaba siendo ya familiar, cuando el “GH” comenzó a mudar su tonalidad a otros rojos más oscuros, para poco después comenzar a tornarse azul marino, reflectante igualmente.
Los temerosos comenzaron a divagar. Se trataban de OVNIS, de una invasión de aliens malos, cosa del cambio climático, maldición, aviso divino, atentado, brujería ó guerras entre bancos, banco rojo contra banco azul…
Bartolomiu temió que tuviera que anular su viaje a Bilbao y Santander.

En el bar “La Galería” se reunieron varios sabios de la ciudad, momentos después que dieran comienzo “Las Tiñeaciones” , tal como llamaron los filólogos al asunto, pero para no agraviar al General Cosme, se llamó: “GHLT”. Lo de las Tiñeaciones quedó como subtítulo culto.
La Voz Cantante, era la de un sabio que no sabia más que lo que sabia y le sobraba, sus alforjas no daban para más. Los otros, también eran los de siempre, te los podías encontrar en todos los eventos que se celebraban en la ciudad, preferentemente los que ofrecían al final del acto “una copa de vino español”. La verdad, es que desconozco si se dedicaban a ello profesionalmente ó era un hobby. Tampoco recuerdo si eran siete ó más, pero a mi me recordaban a Blanca Nieves, la escena en la que van todos en fila, cantando eso de Ay oh!!, ay oh…
En un momento, en el que cada cual se encontraba en el delicado momento de pedir lo que se iba a tomar, en el que todos quieren que se les atienda al instante, en el que se vigila los diferentes tipos de aperitivos y que al vecino no le pongan más que a ti, entró ruidosamente y reclamando la atención de la concurrencia, Constantino, cura castrense.
Informó, que a María Ay le era imposible personarse, ya que era día de “Tertulias Regaladas” en “La Corchuela”, que de faltar, tendrá que celebrar en su domicilio, pero le había entregado un viejo pergamino en el que se podían encontrar las claves de lo que estaba aconteciendo, para que él lo mostrara a los sabios.
Jiménez Pomares, se acercó, miró con envidia el pergamino primorosamente miniado y se dijo para sus adentros: Este es el original de la copia que yo tengo. Y si… #censurado por el propio autor#
Constantino tomó la palabra, subido en una silla, si bien le habían aconsejado, dada su estatura, que lo hiciera mejor en un taburete, a lo cual se negó pues padecía aerofobia y aerofagia incontenida, bastante sonora.
–Esto que estamos sufriendo, es un fenómeno del cual siempre hemos sabido, a través de documentos como el presente pergamino y que a continuación les leeré:
Cuando el Martes de Carnaval en marzo sea y con el día sumado dé la mitad de los que se sentaron junto al Divino y la suma coincida con el resultado de la misma cuenta hecha con el año en que acaecerá, sin olvidar que xx xxxxxx xx xxxxx xxx xxx xxx –Esta frase es ilegible– y efectuarás la misma operación con la fecha del patrón de la ciudad.
Con esto sabrás con que enemigo te las verás, pero para derrotarlo su nombre has de encontrar junto al viento y con él, luchar para así poderlo derrotar
Caballeros, sin más dilación “I D”*** pongámonos al estudio de este enigma.
 
En otra parte de la ciudad, en el interior del pub “La Pluma Aúna”, Carlos Begonia trata de consolar a su buen y querido amigo Josefina, Fina para los más allegados, que precisamente son los que menos están de acuerdo con el diminutivo, puesto que Fina no es tan fina, más bien lo contrario.
–Lo primerísimo que tienes que hacer, es arreglarte un poco, depilarte el torso, que parece el de un gorila y así malamente vas a salir de la “depre”. Por supuesto tirar lejos esos calzoncillos grises, que son feísimos, de los “chinos” seguro…
–De la “depre” no salgo hasta que me suicide. Con la ilusión que me hacía poder servir las copas con mi bodi y mi corsé… y va el Fisco…
–Llevabas tres años sin liquidar el IVA y sin hacer la declaración de la renta. Pero lo del bodi y el corsé tiene solución. Llamas a Tele Inco a la Quintana, le cuentas llorando que necesitas un bodi y un corsé, a los quince minutos tienes el dinero en la mano. Allí solucionan todos los problemas. Como mínimo, llaman los propios fabricantes y con tal de hacerse publicidad barata, te regalan ambas prendas.
– Y yo voy y me lo creo. Te dan el dinero para que te compres un corsé “Perrá Sualvax” y un bodi de “Linda KCatuá”, para que me lo ponga en los carnavales, yaaa.
­–Así no. Le tienes que largar un cuento, lágrimas, suspiros. Le dices que lo necesitas para casarte, para la noche de boda, que es una promesa. Que tu futuro consorte, es fetichista y esta loco por esas dos prendas, que tú esa noche, la de bodas, te las quitarás y le dejaras que él se lo ponga. Que es una ilusión muy grande la que tenías para el Martes de Carnaval. El día más grande de tu vida, el de tu boda, que sin esas prendas no ocurrirá jamás.
–¿Por qué me tendría que casar el Martes de Carnaval?
–¡Hija! Porque el Martes de Carnaval es el Entierro de la Sardina y como tu novio es pescadero…
–Entonces la Quintana, lo más probable es que me regale el traje de la Sirenita.
Que carnavales más horribles me esperan y con esos colores que no me favorecen nada. Que mala leche han de tener esos marcianos. A lo mejor quieren hipnotizarnos y hacernos cosas malas sin que nos enteremos.
­–¡Jopé! Que negativa eres José. Por lo menos, que nos enteremos.
 
En el “ex Pepe Jerez”**** en torno a Bartolomiu, los contertulios habituales y otros nuevos, esperan algunas inspiradas palabras sobre el extraño fenómeno, por parte del Decano de la Cultura. Parecía que iba a decir algo, cuando el “GHLT” comenzó nuevamente a cambiar de color. El azul se convirtió en amarillo fluorescente. Terminado el cambio, operación que tardó bastante tiempo, el Decano, como si estuviera solo o ausente habló:
–Mal color el amarillo, no lo poseen los grillos, ni los ibéricos cochinos, es color propio de cosas adversas, hepatitis y chinos.
Algo así no ha de ser bueno.

En otro lugar de la ciudad, en el que las aceras están decoradas por las cagadas de los perros, que inevitablemente tienes que pisar si no vas volando, más en las condiciones cromáticas producidas por el fenómeno. En el bar “La Esquina” se encuentran divagando sobre el tema el Vate de Santa Marina, Méndez y Meléndez, este último muy preocupado por el daño que aquella aberración colorista, podría causar a las fachadas de los edificios más emblemáticos. Méndez piensa que todo depende de la acidez del color, por ejemplo, el amarillo limón de aquél momento, tenía que tener un ph altísimo. Lo más probable, es que hubiera que pintarlas de nuevo. Un encargo que podía llevarlo a efecto Ramón de Arcos, con lo que no están de acuerdo ni el Poeta ni Meléndez, dado los colores que le gustan a Ramón. Mejor Juan Sánchez. Plácido el vate, cree que es más adecuado, usa colores más lógicos y por otro lado es poeta. La poesía de la pintura, la pintura poética. Aún cuando los tres están de acuerdo, de que lo que estaba ocurriendo no era nada poético, si al menos los colores no fueran fosforitos. De cualquier forma el Vate, iba a escribir un poemario.        

En el bar “La Galería”, los sabios han avanzado en sus investigaciones sobre el pergamino.
Sus lógicas, muy parecidas las unas a las otras, dictaban que si el martes era el 2º día de la semana… Ni idea, lo único que tenían claro de momento, era que el patrón de la ciudad era el 24, que sumado, según dicta la Cábala, da 6.
–Escuchen un momento.— intervino Secretario*****–En cuanto al año, suponiendo que sea este, y supongo que es este por el fenómeno que está ocurriendo, es 2014, su suma es 7 y siguiendo suponiendo, este año el Carnaval cae en marzo, el 4, más dos del martes como segunda jornada de la semana, tenemos otro 6.
Un 7, y dos 6, 766, igual a 19, que nos da 10 y al fin 1. ¿“Un” qué?

Nadie sabía que podía significar: uno, solo, único, el primero? La respuesta tenía que encontrarse en la parte dañada del pergamino y ese daño era irreparable, con lo cual no se descifrarían nunca el maldito enigma y se perdería la batalla que ya había comenzado, sin ellos.
Pomares, que había salido a buscar su copia del pergamino, mientras los demás divagaban, levantó su brazo y la voz, sin olvidar la sonrisa irónica que le confirió una expresión diabólica a su rostro.
–Yo poseo la solución. Aquí en mi copia del pergamino, sin mácula. Dice así, lo que en el original falta: …el diezmo al cesar hay que dar…
Esto es diez******, de esta forma quedan 2004, dos y cuatro ¡seis!
¿Qué tenemos? Seiscientos sesenta y seis, seis por tres dieciocho y una diecinueve, nueve más una diez, lo que nos da 1 ¿Igual que antes? Extraño, muy extraño.
–Sí, así es, es extraño que usted no sepa sumar. ¿De dónde se saca ese uno que suma a dieciocho? –interpela Secretario.
–Yo es que soy de Letras.
–Por otro lado, estimados sabios y demás presentes, –continua Secretario – no hay que andar reduciendo todas las cantidades a un solo guarismo. La solución la tenemos antes, las tres cifras, que el pergamino nos facilita son tres seis, 666 y esto es…?
–¡El número de la Bestia! –Contestan a coro la mayoría de los presentes.
–Extraordinario, Secretario.­–alabó sin énfasis La Voz Cantante. ­–Sabemos que se trata de la Bestia, ¿ahora que nos queda?
Averiguar su nombre, sabemos que la Bestia tiene muchos, pero tenemos que saber cuál esta usando aquí, ¿Cómo nos enteramos?
–¿Peguntándole a Pedro Motero Motero, a través de su blog “El Anunciador ”? –preguntó uno, que solo obtuvo una mirada de desprecio de la Voz Cantante.
–Lo dice el pergamino, lo encontraremos en el viento y el viento señores no se encuentra aquí, en este lugar cerrado. El viento está ahí fuera. Así que todos a la calle. A luchar para evitar los grandes males que acechan a la Humanidad.
Tome escrupulosamente nota de todo lo aquí dicho, Secretario.
–¿Añado una relación de los males?
–No sea usted escabroso. Dedíquese a decir la verdad, dándole mayor importancia a mis palabras e integrando en algún lugar de mis intervenciones, las palabras: nefando y molicie. Me hace mucha ilusión. 
­Los sabios y los otros presentes, comenzaron a abandonar el local. Pomares, aprovechó que Constantino se quedo rezagado para acercase a él y proponerle el cambio de pergaminos, el suyo estaba más completo y para un archivo oficial era mucho más apropiado. El cura castrense, no lo dudó y el cambio se llevó a efecto.
Pumares salió de inmediato con su tesoro, un minuto después Constantino se daba cuenta que había perdido con el trato y tendría que dar muchas explicaciones a María Ay y seguramente a su compañero de tertulia, lo cual sería mucho peor, si bien no tendría que darle tantas explicaciones, tendría que escuchar lo que él habría hecho en su lugar.
Con rabia tiró la fotocopia diciendo: ¡Esto es una mierda!
Todos andan lo mas sigilosamente que pueden, pero de pronto, los colores, muchos más que los que posee el Arco Iris, comenzaron a pasar en una frenética sucesión.
–Ya nos ha visto.

Bartolomiu sale del bar con la intención de ver el fenómeno más de cerca, acompañado de sus contertulios. Los colores pasan tan rápidos que en ocasiones se llega a apreciar el blanco.
Fuera ensimismado, con la cámara fotográfica en la mano, E. Lavidaesarte, parece una estatua de M. Giraldo. Así se lo hace saber Bartolomiu. Y es cierto, va disfrazado de Godoy y está ensayando para el Carnaval.
El Decano con extrañeza, observa como un numeroso grupo de gente se acerca, como si caminaran de puntillas, entre la que reconoce a los sabios. De una calle de la izquierda aparece María Ay y su compañero de las “Tertulias Regaladas”. Frente a él como de la nada, comienzan a salir gentes con pancartas, banderas  rojas y pegatinas. Son los Sosos, afectos a la proposición de Manolo Soso, que como recordará, no era otra que la de cambiar el nombre al fenómeno “GHLT”.
Bartolomiu, no conocido por su timidez, aseverando más que preguntando, le dice a la Voz Cantante:
–Vais a algún acto?
– No, en esta ocasión no. Estamos buscando el nombre de la Bestia.
–Pues lo siento, no puedo ayudaros. Recuerdo que ella se llamaba Bella, el era príncipe y tal, pero no recuerdo su nombre. Un tal Gastón, pero no, ese creo que era el malo.
–No es esa bestia, es el Diablo. Según la profecía del pergamino, aparecerá  en el viento.
–¿Eso quién te lo dijo, Zapatero? –Bartolomiu le hizo una seña para que mirara hacia arriba, por encima de la torre de la catedral. –¿Puede ser ese el nombre que buscas?

En el cielo, como escrito con fuego, fuego fatuo, en letras mayúsculas se podía leer con claridad: PHILIPS.
La muchedumbre comenzó a sisear entre ellos. Uno de los contertulios del Decano, indicó que podía tratarse de un nombre extranjero. ¡Felipe! Opinó otro, teniendo inmediatamente la aprobación de  todos, era lo que más se le parecía.
Uno del grupo de los sabios dijo: yo conozco a uno que tiene un bar en San Roque.
No insistió, Constantino elevó su voz de púlpito y cortando el murmullo, aseveró: Felipe el sucesor…
Los del grupo soso, oyeron como quisieron y sin consensuarlo entre ellos, como si todos fueran uno, comenzaron a gritar: ¡Viva la Republica!
Los de Bartolomiu dieron comienzo a cantar aquello de “cumbres nevaaadas, banderas al viento…”, los de los sabios optaron por cantar “Con Flores a María”, María Ay a levantar su mano saludando y dándole las gracias a los sabios, por acordarse de ella. El protagonista de las “Tertulias Regaladas” a santiguarse y contar a unos y a otros, el próximo libro que le iba a sacar al Ayuntamiento. Los ánimos se agitaban peligrosamente. Constantino advirtió que podía ser una treta del Diablo para confundirlos, enfrentarlos…
Aquello estaba a punto de explotar, se había llegado a los insultos personales y cuando la confrontación era inevitable, un milímetro antes del punto de no regreso, apareció el alcalde, sr. Fogoso, acompañado por el general Cosme.
­–¿Qué ocurre aquí? ¿Una manifestación? ¿Os habéis creído que estáis en Madrid?
­–Ocurre, –contestó la Voz Cantante– que hemos descubierto al responsable de este caos cromático, que está atacando a la ciudad y a sus habitantes. Incluso sabemos su nombre.
–¿Siiii? ¿Quién es y como es el nombre de ese enemigo?
–Es la Bestia y su nombre Felipe.
Se oyeron algunas voces entre las filas de Soso: ¡Viva la Republica!
–La Bestia ¿No? ¡Estáis tarados mentalmente! Esto no es otra cosa, que una prueba de la iluminación espectacular, que hemos instalado para los carnavales.
El general Cosme lanza una risotada y le dice al alcalde: ¿Me acompañas? Voy a comerme un bocadillo de calamares.
–Pues que sean dos.

EPILOGO
En su despacho, en el que se apilan cientos de viejos libros, algunos incunables, Pomares está absorto ante el pergamino, que descansa sobre la mesa mostrando su reverso, cerca de él unas bolas de algodón y medio limón con visibles marcas de haber sido exprimido.
–Aquí, en su parte de atrás, se encuentra el verdadero enigma –parece que habla a un gato que descansa sobre una torre de libros. –Ya falta poco para que el jugo de limón obre su efecto. En esta ocasión podré leerlo completo y sin prisas. Ahora ante mí aparece el ansiado texto: Una caja que abrirá con dos llaves de cuatro facetas, en sentido contrario, vacía estará, en ella La Joya podrás guardar, cuando todos se quiten sus máscaras al terminar el baile de carnaval.
¡Ja, ja, ja, ja…! Y esos pobres diablos buscando bestias. ¡Ja, ja, ja…!


**Quede claro, que no me estoy refiriendo a todo el funcionariado, solamente a dos que conozco y tienen esa costumbre.

***Esto es censura del propio autor, pues no ve necesario el uso de la expresión latina (In nomine Domine) por lo que sólo usa dos iniciales y así evitar que el lector piense que Templarios o Caballeros de la Orden de Malta tienen algo que ver en este relato.

****Escribo: ex Pepe Jerez porque desconozco su nombre actual y en estos instantes me es imposible obtener el dato.

*****Secretario no es el nombre del personaje. Ocurre que en todos los actos, reuniones en los que intervienen los sabios, el es nombrado secretario de ahí el apodo.

*******Diezmo no son diez, sino la décima parte, pero no olvidemos que los “Sabios” eran de Letras.



NOTA
Todo parecido con la realidad no es
nada casual.
Los hechos narrados no
han ocurrido ni creo que pasen jamás.

©”Los consejos de Delia” 2014

        De Juan Antonio Méndez del Soto