La
Publicidad, no me cabe la menor duda, es una ciencia y no fácil. Para
practicarla, hay que tener muchos conocimientos en diversas áreas, incluso
verdaderas dotes artísticas y creativas. No es que quiera dar una conferencia
sobre el tema, solo es por ver una
faceta más de este diamante –por lo caro que nos sale, no por la belleza,
tampoco utilidad, pues este que nos atañe solo posee la de la joya- de la
Política y de los que más interés tienen en ella, “los políticos.
La
Publicidad es una disciplina en la que se premia la originalidad,
principalmente, factor este, determinante a la hora del triunfo o no de las
empresas del sector.
Como
ilustración de ello, los carteles de las cuatro formaciones, para las
votaciones del próximo día 26, lógicamente domingo, -.el día de las elecciones,
no puede celebrarse la fiesta de la Democracia y mucho menos en una jornada
laboral- hay más partidos, pero todo lo que da su “Caja” es para octavillas.
En
estos carteles, podemos observar, la originalidad, las prisas y que salvando a
uno, no presentan al partido, nos venden a una sola persona, menos a una sola
cara. La faz del primero de la lista, esto también puede haberse confeccionado
de esta forma, con la intención de que los ciudadanos tengan conciencia que en
esta campaña se han ahorrado mucho dinero y como ese dinero lo ponemos todos,
pues… eso, gastos de muchos…
El
de mayores diferencias, sin lugar a dudas, muestra varios rostros, con el mismo
número de mujeres que hombres, entre los cuales podemos ver a la izquierda, que es la derecha del cartel,
a la nueva adquisición. Todos sonríen, por lo que el eslogan no puede ser otro,
“la sonrisa de un país”. Lo que no declaran es la marca del dentífrico que
usaron para hacer el poster, quiero decir con el que se limpiaron antes de
hacerse la fotografía.
Años
a tras, nos regalaban pegatinas, bolígrafos, llaveros… Globos, también globos, muchos globos, y por
lo visto, desde los pueblos llevaban a personas a las capitales, para que
asistieran a los mítines, en autobuses contratados a tal efecto, de forma
completamente gratuita, con tiempo para pasear y hacer alguna compra o visitar
algún conocido, sin olvidar el par de bocadillos, para la hora de comer. Esa
era un a estrategia que movía un gran número de personas, personas que se
movían mucho más cuando enfocaban las cámaras de televisión.
¡Que
tiempos aquellos! La verdad, poco antes, un servidor creía poco en la
efectividad de la publicidad, de aquella publicidad de prensa, radio y
televisión -porque en mi infancia ya había televisión-, suponía estúpidamente,
que era un vicio más de los americanos, porque creía que toda la América del
Norte era como Las Vegas. No me daba cuenta de que la quina “Santa Catalina” me
daban a beber, porque el anuncio decía, que a los niños, les entraba ganas de
comer. Comer, devorar, el “colocón simpático” que te cogías y la siesta sin
protestar. Como si hoy le das al niño, que no quiere tortilla de espinacas, un
vermú rojo con unas gotas de ginebra.
A
todo esto una idea para publicistas y jefes de campaña. Viaje de ida y vuelta para
los votantes, desde sus domicilios al colegio que le corresponda y de ahí
regreso a su casa o al bar donde refiera, a seguir la juerga, pues en el primer
trayecto, será agasajado con una copa de absenta o ajenjo, una caja de bombones
rellenos y los sobres que han de introducir en las urnas. Todo bajo un lema,
adaptable a cada formación, como pudiera ser: “¿Quieres un empleo? Este partido
te “coloca”. Y copita de absenta para dentro. Total con un poco de suerte hasta
dentro de cuatro años, no tendrán gastos. Cuatro o más sino estamos ya maduros,
para votar con tino.
Y
para acabar esta especie de miscelánea. La música que pondría como banda sonora
a este asunto de cartelería electoral. Usted debe buscar a cual de los temas le
va a cada cartel.