La Usura, como sabemos, es el cobro de intereses excesivos
por una cantidad prestada.
En España existe la llamada Ley Azcárate, que data del 23
de Julio de 1908, que divide el mencionado delito en
tres categorías:
1) Cuando se estipule un
interés notablemente superior al normal del dinero, manifiestamente
desproporcionado con las circunstancias del caso.
2) Cuando el interés es
leonino, por haber motivos para estimar que ha sido aceptado por el prestatario
a causa de su situación angustiosa, de su inexperiencia o de lo limitado de sus
facultades mentales. Por ejemplo, cuando hay “apremio grave de orden económico
que fuerza a quién lo sufre a aceptar el préstamo en condiciones
manifiestamente perjudiciales” (STS 6 julio 1942). Aunque no puede considerarse
angustiosa la aspiración de convertirse en propietario o el mero hecho de que
vayan mal los negocios (STS 30 marzo 1931).
3) Cuando se suponga recibida
mayor cantidad que la verdaderamente entregada, y por el mero hecho de la
discrepancia entre esas dos cantidades (STS 7 marzo 1986).
Pero… En la actualidad, en
este país, la Usura ya no es
delito, fue despenalizada, tome nota del dato, en 1995. ¿A quién podía
beneficiar algo así?
En 1989, los españoles pagaban
hipotecas al 16%, sobre el capital inicial prestado.
En cambio, por ahora, siguen
siendo delito: las denuncias falsas (Art. 456 de Código Penal), la apropiación
indebida (Art. 252 CP), simulación de robo o perdida (Art. 457 CP),
malversación (Arts. Del 432 al 435), estafa (Art. 248), prevaricación (Art.
404)…
La cantidad de delitos que
guarda nuestro Código Penal es elevada, así como la de gente que hay con disposición a cometerlos.
Existen, innegablemente,
“profesiones” en las que se suelen cometer más delitos que en otras, lo cual
nos puede llevar a pensar que se trate de una “enfermedad profesional”,
producida por el estrés que causa la espera del cobro de dietas y gastos de
desplazamientos. Incluso los abogados pueden esgrimirla como atenuante. No me
extrañaría que dejaran de ser delitos para ciertos sectores, aunque ya muchos
de los casos queden sin pena e incluso que se beneficien de indultos., por
parte del Gobierno.
Una de esas “profesiones” más
atacada por este mal, es la política, al menos la de Aquí. No seré quien diga,
que se trata de un mal generalizado globalmente, no.
Los delincuentes son los
menos, pero se notan demasiado y parecen más. Empiezan por decir que le han
robado el iPad ó (y) el iPhone, que les son facilitados en su toma de posesión,
cuando la verdad es que lo han regalado a su cuñado Perico o a alguna “perica”.
Luego comienza la escalada, Diputado, Secretario, Director, Ministro y… Ese
puesto es muy difícil pues sólo hay uno, es el premio gordo, sí porque en
ocasiones parece que lo sacan de una rifa.
Nadie ha hecho tanto por
desprestigiar a los políticos, como ellos mismos.
No me estoy refiriendo a los
de uno u otro bando, ni a los de las otras formaciones, que gozan de menor
atención por parte del electorado, me estoy refiriendo a todos.
Ya no creo que existan
tendencias, ideas e ideales diferentes y que todo se queda en colorines,
eslóganes y posturitas. Cosa que solamente ocurren durante las campañas
electorales, mítines, huelgas y manifestaciones Los hechos me están
demostrando, que ya se pinten de azules o rojos son los mismos. Gentuza que
traiciona hasta a sus propios votantes, y a sus compañeros de partido si así es
menester, sin ningún sentimiento de culpabilidad, que benefician descaradamente
a los que en otros tiempos, podían haber sido delincuentes, culpables de Usura.
A los que han sido, junto a ellos, los causantes de esta situación desesperada
para tantas y tantas familias, muchas, demasiadas ya. Gente que no tiene
cuentas en Suiza ni en paraísos fiscales.
Y tienes que escucharlos decir
estupideces, como la solución a la crisis del presidente de la Asociación de la
Banca: Crear más casas, dar más hipotecas…
¡Claro! Si no se venden se
quedará el Gobierno con ellas, para eso está el “Banco Malo” y otras
soluciones, a costa siempre de los mismos, tal el invento de poner a la venta
en plan “outlet”, ó ese otro de la “oferta” dirigida a extracomunitarios, de
regalar un permiso de residencia por la compra de una vivienda, por un valor
superior a 160.000 euros. Oferta especialmente para chinos de “clase media” con
tienda “ex cien”. Será para que no se sigan llevando a su país los billetes de
500 euros. Lo que sí es cierto, es que estas medidas no benefician en nada al
particular, que tiene un piso en venta, pagado y al corriente de impuestos.
Me pregunto… ¡no!, no me lo
pregunto lo sé, y usted también, pero quiero ponerlo:
Usted pone una zapatería y
compra en gran cantidad un modelo de zapato, totalmente convencido que será el
“boom” de la temporada y que con la venta, usted, se pondrá las botas.
Pero no es así, no vende ni un
par. La ruina es segura, despido de empleados, cierre, deudas con la Seguridad
Social… ¿Le dice el Gobierno?: No se preocupe, ¡hombre! Todo esto nos lo
llevaremos a la “Zapatería Mala”, le daremos el dinero que invirtió y un poco
más, por el susto, y a vivir. Eso sí, el próximo verano no le dé por comprar
botas katiuscas, por lo menos mire antes el parte meteorológico, ¡alma de
cántaro!.
¡No, no y no! A usted le dan por… Si los bancos dieron,
arriesgaron, jugaron y perdieron, es su problema. Que asuman sus
equivocaciones, su “envido”.
¿Qué da a sus clientes? Ya no regalan ni agendas. Te
cobran hasta por las tarjetas de crédito o debito, que les liberó a través de
aquellas jubilaciones anticipadas, de miles de trabajadores, siempre con la
bendición del Gobierno.
No sólo nos está costando sus enormes pérdidas, sino que
también todo el aparato judicial y policial, que mueve un embargo. ¿Quiénes son
estos cuatro tipos?, que disponen del Erario como si les perteneciera, que
disponen de las almas de los políticos que votamos y a la postre de todas las
de este País, que se está yendo a la mierda.
Y no voy ha hablar del los sindicalistas, políticos del
sindicato del partido, de la desfachatez con que perpetran los actos, la
hipocresía, el cinismo. Representado en todo su esplendor por ese par de
“monarcas del sindicalismo” o “papas sindicalistas”, perpetuados en sus
poltronas, no sé si gracias a algún secreto conclave o a una misteriosa ley de monárquica,
que igual hasta llega a ser sucesoria.
Unas “empresas del Estado” que nos cuesta 15.895.048’87
euros, más el 1’65 de cada nómina de cada ciudadano, más la cuota mensual si es
afiliado a alguno de ellos. Unas empresas que poseen 200.000 liberados. A los
que en esta Democracia tenemos que mantener sin estar afiliados.
Nos estamos dejando dar por todos los sitios. Tenemos que
pedir un cambio radical en el sistema de Gobierno, olvidarnos de la autonomías
y si es necesario hasta de las regiones. Pero todo lejos de “cabecillas”,
“aguilillas”, “prometedores”, “colores”, “ideas” y por supuesto de políticos y
sindicalistas. ¡Ya! O perderemos ,a Esperanza.
¿No hay alguien honrado que quiera convocar?
Juan Antonio Rguez Méndez
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