Tengo la mala o buena
costumbre, esto es siempre según el gusto de cada uno, y hay gustos para todos
se lo aseguro, de no hablar de lo que todo el mundo habla en ese momento.
¿Para qué? ¿Para repetir lo que cientos dicen?¿Por ser uno
más? No. Aunque lo digas con otras palabras, con otro aire, siempre será lo
mismo. Y tus palabras, las tirarás a la papelera del “Oído Sordo”, que con una
insultante prepotencia, se coloca un tapón de cera, cuando lo que necesita es
un “sonotone”.
Por eso no quiero perder el tiempo, hablado del “mal nuestro
de estos días”, los políticos, de la cara dura que se gastan, sus “cachondeos”
políticos, tampoco de sus jodiuras, ni
de sus libros por mucho Revilla que se llame y posea muchos chorizos. Perdón,
anchoas en salazón.
Uno se cansa de todo, cuando todo es el todo. Aquí poco
sabemos de “medias tintas”.
Me gustaría hablar de cuestione más relajantes, de libros,
como por ejemplo el que estoy releyendo por segunda vez, con la intención de
ofrecerle mi modesta opinión, sobre él.
El libro en cuestión, es uno, el último editado por mi amigo
Antonio Romero Grano de Oro. Oro como aquel rey Midas, pero Antonio con mejor
suerte, pues lo que se convierte en oro, no es todo lo que toca, sino
solamente, todo lo que escribe.
Ejemplo este al que me estoy refiriendo, “PASIÓN EN EL
TIBET”.
Acaba de interrumpirme un flash de noticias en la pantalla,
que por desgracia, atrae mi atención. Es del diario “El País” y dice que la
Academia Sueca, pasa de darle a Bob Dylan, la noticia oficial de que le han
dado el Premio Nobel. Que andan buscándolo desde hace tres días y que el “tío”
no aparece.
Lo primero que se me viene a la mente es, que se habrá
escondido asustado, creyendo que la noticia de su Nobel, es una alucinación del
pasado, de cuando una tarde tras una mala digestión, pensó que ganaba el Nobel
de Literatura por su libro “Tarántula”, escrito durante 1965 y 1966, con el que
se creyó ser un miembro más de aquella generación “Beat”, imitando los estilos
de Kerouac, Ginsberg o Burroughs, sin conseguirlo.
“Tarántula” se vendió muy poco, en términos generales nada,
para Dylan un gran fracaso.
Así y todo le han dado el Premio Nobel de Literatura, según
la Academia por crear un nuevo estilo poético. ¿Saben los eruditos suecos, de
la existencia de la Metáfora o que hubo una vez, poetas que le dieron al mundo
de la literatura norte americana, una nueva forma de escribir poemas, que se
llamaron “Beat” y otros los llamaron Beaniks y que Bob quiso ser uno de ellos?
Bob Dylan, uno de los grandes cantautores, no seré quién lo
ponga en duda, con un montón de premios y reconocimientos, no se merece el
Nobel de LITERATURA. Si por alguna oscura razón, que desconocemos, había que
darle el galardón a un cantante compositor, bien podían haberse acordado de
algunos otros, Leonar Coen, por ejemplo.
Más cercanos, Luis Eduardo Aute.
Con estilos más distendidos, Pablo Carbonell, Leonardo
Dantés.
Y si la cuestión era, que no conocían a ningún literato,
pues podían haberme preguntado a mi, les daría una lista con nombres como los
de Arturo Pérez Reverte, Juan Eslava Galán, José Manuel de Prada…
¡Puñetas! Estos sabios suecos me han entretenido demasiado.
En otra ocasión regresaremos a la novela de mi amigo Antonio, “Pasión en el Tíbet”.
No, no señor, no me he equivocado. Pablo Carbonell es autor
de temas como, “Ay que gustito pa mis orejas”.
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Don Leonardo Dantés e Io |